Testimonio vocacional novicia de las Hermanas Clarisas

Testimonio vocacional novicia de las Hermanas Clarisas

Testimonio vocacional de Sor María Magdalena de Cristo Salvador

Mi nombre de bautismo es Sara Yenifer de Lourdes Ahumada Cabrera, e ingresé al monasterio un Domingo de Ramos a los 21 años, ahora por gracia, amor y misericordia de Dios me llamo sor María Magdalena de Cristo Salvador, tengo 24 años y soy recientemente novicia de la Orden de las Hermanas Clarisas.

¿Qué me llamó a esta vida? La historia de mi llamado empieza el año 2016. La verdad es que conocí a las hermanas el 2015 pero no pensaba ser Religiosa, ni menos de Claustro. Pero el Señor me tenía preparado este estilo de vida.

Entre los años 2016 y 2017 era muy activa en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, estaba feliz con lo que hacía, siendo parte del movimiento Jupach, Misiones y coordinadora de la pastoral juvenil. Participaba en todo lo que podía, eso significaba estar los fines de semana en la Parroquia y durante la semana participaba en la Eucaristía diaria.

Después de vivir un Periodo Motivador el año 2015 el Señor me sedujo con el Sacramento de la Eucaristía, lo que me llevó finalmente a participar todos los días de ella, sólo faltaba cuando tenía un impedimento muy grande. Como por aquel entonces ya no estudiaba me podía dedicar más al Señor. Estando en tantos grupos y participando activamente, sentía que me faltaba algo, pero no sabía lo que era, hasta que una amiga me propuso hacer unos días de retiro en el Monasterio de las Hermanas Clarisas, yo acepté pero más bien por curiosidad y por acompañarla. Un día antes me avisó que no podía ir y fui igual sin ella, estaba asustada y nerviosa, nunca antes había hecho un retiro sola y no sabía qué debía hacer. En esos días, entre la tranquilidad, los rezos y la meditación Jesús iba llenando ese vacío, comenzó a seducirme y yo me dejé seducir. Desde ahí cada fin de semana que podía iba con las Hermanas porque ahí hallaba esa paz que no encontraba en ninguna otra parte.

La alegría, la cercanía y la unidad de las hermanas me llamaban mucho la atención y en mi interior fui anhelando ser y vivir como ellas. Ellas tenían a Jesús de un modo diferente, yo también quería eso. La llama de la vocación cada vez se fue encendiendo más y las hermanas me acompañaban en este proceso de discernimiento.

No quería ir o conocer a otras religiosas porque en mí había una certeza que éste era mi lugar. Pero se presentó una oportunidad de misionar con las Hermanas de Don Orione de Santiago, acepté por recomendación y fui a misionar con ellas al Cottolengo y una escuela hogar de niñas, era muy linda la misión y todo lo que hacen pero interiormente estaba inquieta y no sentía que esa forma de vida colmara ese vacío, y una vez más el Señor con su gracia durante esa misión me dio la certeza de que estaba llamada a la Orden de Santa Clara.

Ya decidida pedí hacer las experiencias en el Monasterio el año 2017… ¡me sentía en casa! A fin de año entregué mi carta solicitando el ingreso al aspirantado. El 8 de diciembre fui aceptada. Una alegría inmensa se apoderó de mí, algo que no puedo explicar, aunque a la vez sentía una gran preocupación: mi familia. No sabía cómo decirles, sabían que andaba en algo, pero ahora era serio. Por gracia de Dios aceptaron mi decisión, con dolor, pero me apoyaron. Ahora mi familia, viendo mi felicidad aquí dentro, también comparte esta alegría y quieren mucho a las hermanas.

Ingresé definitivamente al Monasterio el 25 de marzo del 2018 al as 12:00 horas, despidiéndome de aquellos que me acompañaron. Había en mí una pena muy grande por la despedida pero cuando entré por la puerta Reglar todo desapareció, estaba tranquila y la alegría invadió mi corazón, ya todo estaba hecho, Jesús me había conquistado para seguirlo en esta forma de vida franciscana-clariana en pobreza, castidad, obediencia y clausura.

Estos tres años y medio el Señor me ha dado la perseverancia y la fortaleza para seguir en este caminar llegando a dar un paso importante en esta forma de vida: ser parte de la Orden de Santa Clara, tomando el hábito e ingresando al noviciado el día 15 de agosto del 2021 Solemnidad de la Asunción de la Virgen María. Ella ha acompañado todo mi proceso, es mi ejemplo a seguir y me ayuda a decir con ella: ¡He aquí la esclava del Señor hágase en mí según tu palabra!.

Supongo que muchos se preguntarán porque el cambio de nombre, ahora soy: Sor María Magdalena de Cristo Salvador.

En muchos monasterios existe la posibilidad de cambiar el nombre o conservar el nombre del Bautismo si la hermana así lo desea. Yo por mi parte me sentí llamada a cambiar mi nombre primero que nada, siguiendo la tradición Bíblica, cuando Dios llama para una misión cambia el nombre, como por ejemplo: Abram pasó a Abraham, Sarai a Sara, a Simón Jesús lo llamó Pedro.

El nombre que hoy llevo es fruto de un discernimiento en el tiempo de postulantado (dejándome acompañar por la maestra) y fue elegido contemplando mi historia de vida personal y la misión que Dios me regalado para llevar a cabo en mi corazón. Elegí a María Magdalena porque es un ejemplo de vida, ya que después que el Señor la salva de los siete demonios ella, dejando toda su vida pasada acompaña y sirve a Jesús durante la subida a Jerusalén; ella también permaneció en el Monte Calvario junto a la Cruz, acompañando a María santísima, y también fue la primera discípula a la que Jesús se le apareció Resucitado, y a la primera que envió a anunciar la Resurrección a sus hermanos.

El apellido al igual que el nombre es fruto de un discernimiento y en mi caso opté por “Cristo Salvador”, porque en mi vida se ha presentado un Cristo que me salva, hay muchos momentos en donde si no fuera por él, no estaría aquí queriendo ser toda de él. Ese Cristo me salva porque me ama y tiene gran misericordia de mí. Ya en la Cruz me salvó y sigue haciéndolo cada día.

Agradezco a Dios por todos aquellos que han influido y acompañado este proceso y sigo confiando en la oración de todos para que pueda perseverar y ser fiel a la vocación que me ha sido concedida por el Padre de las Misericordias. Yo por mi parte ofrezco mi oración por cada uno de ustedes.

Se despide muy fraternalmente en Cristo.

Sor María Magdalena de Cristo Salvador o.s.c

Hermana Pobre de Santa Clara

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